miércoles, marzo 28, 2007

.................... ( vacio)













Treinta radios convergen en el centro
de una rueda,
pero es su vacío
lo que hace útil al carro.
Se moldea la arcilla para hacer la vasija,
pero de su vacío
depende el uso de la vasija.
Se abren puertas y ventanas
en los muros de una casa,
y es el vacío
lo que permite habitaría.
En el ser centramos nuestro interés,
pero del no-ser depende la utilidad.

viernes, marzo 16, 2007

Tranvia, de Andrea Bocconi





















Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. "Amplia sonrisa, caderas anchas... una madre excelente para mis hijos", pensó. La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.

Él se puso de mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera lo conocía.

Dudó. Ella bajó.

Se sintió divorciado: "¿Y los niños, con quién van a quedarse?"

FIN

jueves, marzo 15, 2007

Huida de la sombra, de Chuang Tzu

















Había un hombre que se alteraba tanto al ver a su propia sombra y se disgustaba tanto con sus propios pasos, que tomó la determinación de librarse de ambos. El método que se le ocurrió fue huir de ellos.

Así que se levantó y echó a correr. Pero cada vez que bajaba el pie había otro paso, mientras que su sombra se mantenía a su altura sin dificultad alguna.

Atribuyó su fracaso al hecho de que no estaba corriendo con la suficiente rapidez. De modo que empezó a correr más y más rápido, sin detenerse, hasta que finalmente cató muerto.

No se dio cuenta de que, si simplemente se hubiera puesto a la sombra, su sombra se habría desvanecido, y si se hubiera sentado y quedado quieto, no habría habido más pisadas.


Fin



Chuang Tzu o Zhuāngzǐ fue un famoso filósofo de la antigua China que vivió alrededor del siglo IV a.C, y que corresponde a la cumbre del pensamiento filosófico chino de las Cien Escuelas de Pensamiento. Se le considera el segundo taoísta más importante, por detrás tan sólo de Laozi, y heredero del pensamiento de este último. También es considerado un precursor, mucho más explícito que su maestro, de lo que se llamaría con el tiempo anarquismo. Y es uno de los pocos filósofos con sentido del humor que he encontrado...

miércoles, marzo 14, 2007

Cuadrado, de camera café, y el principio de incertidumbre



Pues nada, que a las cuatro de la mañana me he puesto a ver "Camera Café" en youtube, y al ver este capítulo he topado con el retrato del Principio de incertidumbre de Heisenberg como pocas veces.

Este principio nos dice que la presencia del observador modifica lo observado, y es fundamental para la física cuantica, y tambien en la psicologia. Cuando yo quiero medir algo realizo necesariamente un cambio en las cosas, y altero pues lo que queria conocer. En psicologia es facil de comprobar. Basta con tener a alguien mirando lo que hacemos por encima del hombro, o saber que hoy nos están evaluando.

Que sea en tu oficina o en tu casa un buen dia y cuidado con la máquina del café, no sea que tenga un microfono o una cámara. ¿Dirias o harias lo mismo...?

Más de una semana fuera


He pasado una semanita y pico fuera.

Fuera del blog, fuera de onda, fuera de la ONU...

He ido a la uni, algo, trabajado religiosamente y salido apenas nada a la calle. Estirar el brazo al teclado se me ha quedado muy abajo en la lista de tareas. Mirandolo bien es un error. La satisfacción de escribir aquí es mucho mayor que el ahorro de una o dos horas a la semana.

Además, así nunca llegaré al millón de visitas y podré retirarme para vivir de los banner de jardineria...

He realizado un cierto exceso y ahora estoy pagando la resaca, malos rollos, cierta desconexión, y esas cosas. Esta visto que la senda del equilibrio no solo es la más deseable y sana, sino que además dejarla cobra un peaje.

Ahora estoy volviendo a meditar, intentando repartir en todos los platillos y esas cosas. El carnet bien, pero no tiene pinta de bastar con veinte clases prácticas. Y estoy algo acatarrado. Y con pocas ganas de estudiar anatomia. A ver si empiezo a identificarme músculos en el brazo y me animo para cuando me toque con el modelo de plástico esta tarde...

domingo, marzo 04, 2007

Los ojos hacen algo más que ver, de Isaac Asimov

































Después de cientos de miles de millones de años, pensó de súbito en sí mismo como Ames. No la combinación de longitudes de ondas que a través de todo el universo era ahora el equivalente de Ames, sino el sonido en sí. Una clara memoria trajo las ondas sonoras que él no escuchó ni podía escuchar.

Su nuevo proyecto le aguzaba sus recuerdos más allá de lo usualmente recordable. Registró el vórtice energético que constituía la suma de su individualidad y las líneas de fuerza se extendieron más allá de las estrellas.

La señal de respuesta de Brock llegó.

Con seguridad, pensó Ames, él podía decírselo a Brock. Sin duda, podría hablar con cualquiera.

Los modelos fluctuantes de energía enviados por Brock, comunicaron:

—¿Vienes, Ames?

—Naturalmente.

—¿Tomarás parte en el torneo?

—¡Sí! —Las líneas de fuerza de Ames fluctuaron irregularmente—. Pensé en una forma artística completamente nueva. Algo realmente insólito.

—¡Qué despilfarro de esfuerzo! ¿Cómo puedes creer que una nueva variante pueda ser concebida tras doscientos mil millones de años? Nada puede haber que sea nuevo.

Por un momento Brock quedó fuera de fase e interrumpió la comunicación, y Ames se apresuró en ajustar sus líneas de fuerza. Captó el flujo de los pensamientos de otros emanadores mientras lo hizo; captó la poderosa visión de la extensa galaxia contra el terciopelo de la nada, y las líneas de fuerza pulsada en forma incesante por una multitudinaria vida energética, discurriendo entre las galaxias.

—Por favor, Brock —suplicó Ames—, absorbe mis pensamientos. No los evites. Estuve pensando en manipular la Materia. ¡Imagínate! Una sinfonía de Materia. ¿Por qué molestarse con Energía? Es cierto que nada hay de nuevo en la Energía. ¿Cómo podría ser de otra forma? ¿No nos enseña esto que debemos experimentar con la Materia?

—¡Materia!

Ames interpretó las vibraciones energéticas de Brock como un claro gesto de o.

—¿Por qué no? —dijo—. Nosotros mismos fuimos Materia en otros tiempos… ¡Oh, quizás un trillón de años atrás! ¿Por qué no construir objetos en un medio material? O con formas abstractas, o... escucha, Brock... ¿Por qué no construir una imitación nuestra con Materia, una Materia a nuestra imagen y semejanza, tal como fuimos alguna vez?

—No recuerdo cómo fuimos —dijo Brock—. Nadie lo recuerda.

—Yo lo recuerdo —dijo Ames con seguridad—. No he pensado sino en eso y estoy comenzando a recordar. Brock, déjame que te lo muestre. Dime si tengo razón. Dímelo.

—No. Es ridículo. Es... repugnante.

—Déjame intentarlo, Brock. Hemos sido amigos desde los inicios cuando irradiamos juntos nuestra energía vital, desde el momento en que nos convertimos en lo que ahora somos. ¡Por favor, Brock!

—De acuerdo, pero hazlo rápido.

Ames no sentía aquel temblor a lo largo de sus líneas de fuerza desde... ¿desde cuándo? Si lo intentaba ahora para Brock y funcionaba, se atrevería a manipular la Materia ante la Asamblea de Seres Energéticos que, durante tanto tiempo, esperaban algo novedoso.

La Materia era muy escasa entre las galaxias, pero Ames la reunió, la juntó en un radio de varios años-luz, escogiendo los átomos, dotándola de consistencia arcillosa y conformándola en sentido ovoide.

—¿No lo recuerdas, Brock? —preguntó suavemente—. ¿No era algo parecido?

El vórtice de Brock tembló al entrar en fase.

—No me obligues a recordar. No recuerdo nada.

—Existía una cúspide y ellos la llamaban cabeza. Lo recuerdo tan claramente como te lo digo ahora. —Efectuó una pausa y luego continuó—. Mira, ¿recuerdas algo así?

Sobre la parte superior del ovoide apareció la «cabeza».

—¿Qué es eso? —preguntó Brock.

—Es la palabra que designa la cabeza. Los símbolos que representan el sonido de la palabra. Dime que lo recuerdas, Brock.

—Había algo más —dijo Brock con dudas—. Había algo en medio.

Una forma abultada surgió.

—¡Sí! —exclamó Ames—. ¡Es la nariz! —Y la palabra «nariz» apareció en su lugar—. Y también había ojos a cada lado: «Ojo izquierdo..., Ojo derecho».

Ames contempló lo que había conformado, sus líneas de fuerza palpitaban lentamente. ¿Estaba seguro que era algo así?

—La boca y la barbilla —dijo luego— y la nuez de Adán y las clavículas. Recuerdo bien todas las palabras. —Y todas ellas aparecieron escritas junto a la figura ovoide.

—No pensaba en estas cosas desde hace cientos de millones de años —dijo Brock—. ¿Por qué me haces recordarlas? ¿Por qué?

Ames permaneció sumido en sus pensamientos.

—Algo más. Órganos para oír. Algo para escuchar las ondas acústicas. ¡Oídos! ¿Dónde estaban? ¡No puedo recordar dónde estaban!

—¡Olvídalo! —gritó Brock—. ¡Olvídate de los oídos y de todo lo demás! ¡No recuerdes!

—¿Qué hay de malo en recordar? —replicó Ames, desconcertado.

—Porque el exterior no era tan rugoso y frío como eso, sino cálido y suave. Los ojos miraban con ternura y estaban vivos y los labios de la boca temblaban y eran suaves sobre los míos.

Las líneas de fuerza de Brock palpitaban y se agitaban, palpitaban y se agitaban.

—¡Lo lamento! —dijo Ames—. ¡Lo lamento!

—Me has recordado que en otro tiempo fui mujer y supe amar, que esos ojos hacían algo más que ver y que no había nadie que lo hiciera por mí... y ahora no tengo ojos para hacerlo.

Con violencia, ella añadió una porción de materia a la rugosa y áspera cabeza y dijo:

—Ahora, deja que ellos lo hagan —y desapareció.

Y Ames vio y recordó que en otro tiempo él fue un hombre. La fuerza de su vórtice partió la cabeza en dos y partió a través de las galaxias siguiendo las huellas energéticas de Brock, de vuelta al infinito destino de la vida.

Y los ojos de la destrozada cabeza de Materia aún centelleaban con lo que Brock colocó allí en representación de las lágrimas. La cabeza de Materia hizo lo que los seres energéticos ya no podían hacer y lloró por toda la humanidad y por la frágil belleza de los cuerpos que abandonaron un billón de años atrás.

sábado, marzo 03, 2007

Los rostros más hermosos... Poverty, de Stoneth




























Buscando un escape al dia en Flickr, me he encontrado con otro de los retratos de la serie Poverty (pobreza) de este excelente fotografo, Tom Stone.

Son rostros de vagabundos y sinhogar que el autor ha conocido en la costa oeste de USA. Cada retrato lleva un pequeño comentario en ingles sobre la persona retratada, y sin ningún exceso y sí con un extraordinario respeto y sensibilidad nos acerca los rostros de esta gente.

Personas como cualquiera de nosotros, como cualquiera que puedes encontrar en la calle, más gastasdas, quizas más heridas que el común de los mortales, pero dignas y trágicas y a veces sabias. Apantallados ahora tras la protección de la fotografia, con suficiente distacia, nos podemos atrever a mirar a los ojos al otro, a fijarnos en las personas, en las miradas.

Los retratos son preciosos, los rostros bellísimos, las historias sorprendentes, aunque quizas no debieran serlo. Las fotos han ido a multiples exposiciones e incluso pueden comprarse impresiones a varios tamaños, donandose parte del precio (20%-30%)

Para verlas puedes ir visitando las fotos una a una e ir leyendo las historias en las páginas del autor en Flickr

http://www.flickr.com/photos/stoneth/sets/72057594053556807/

http://www.flickr.com/photos/stoneth/sets/

o sumergirte en la hipnótica y apasionante proyección continua de esta hermosa galeria

http://www.flickr.com/photos/stoneth/sets/72057594053556807/show/

viernes, marzo 02, 2007

Instrucciones para llorar, de Julio Cortazar




















Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.

Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.


Fin

Viajar, by el gran Lewosky

Pesado



















Esta noche me siento pesado.

He incumplido mi promesa de cuidarme, de dormir suficiente. Ahora me encuentro de plomo esta noche en que no puedo dormir y, por una razón u otra lo necesito tanto.

Soy un dirigible de piedra. Una nube de cemento. Si cayera al suelo lo rasgaria como al papel y me enterraria muy hondo, con los hornos más profundos del núcleo terrestre. Y sin embargo sigo despierto, golpeo las teclas, escribiendo más despacio que mis lentos pensamientos.

No encuentro tiempo para escribir en el blog, como puede ver algún lector habitual, si de esos quedan. Esta noche, que no hay tiempo para nada, me he acercado a reflexionar sobre las cosas que no son, que no llegan. Me pesa el silencio y voy pinchando las canciones de Battiato que he trasladado de un pc a otro tantos años, y que ahora dudo si entendí alguna vez.

¿Cual es el truco de vivir? Si persigues el mundo, te pierdes, como tantos amigos veo que se pierden en sus jornadas de diez horas y sus noches de televisión. Como me pierden a mi la fatiga, el estres y la ansiedad.

Si permaneces a un lado, descansando apaciblemente, sin tener riesgos o perdidas, tu vida puede ser un sueño, una adolescencia eterna, una senda sonambula en la que sigues inconsciente un camino que no es tuyo.

Será sin duda en el equilibrio donde se encuentre la verdad. En elegir bien y no quedarte con nada que no ames. Dependerá de la suerte y la pasión, y de muchas cosas... Yo en este momento tardio de mi juventud, estoy intentando arreglar cosas, reparar errores y encontrar el mundo más allá de la ventana, pero no sale gratis.

Me da la impresión que estoy vendiendo el coche para comprar la gasolina, y que no soy el único. Miro atras y dudo si mis momentos de iluminación, que estuvieron, fueron más sabiduria o suerte.
Esta es una jornada por el desierto, que durará al menos tres años. Pido que todos los errores los esté cometiendo ahora y luego camine más ligero, aprenda a encontrar agua y descanso. A vivir con menos y a disfrutar más. Pero de momento es facil perder la perspectiva, olvidar el destino del viaje por el sufrimiento del transito. Como la misma existencia.

Ruego a mi mismo, a dios o a quien pueda que hoy aprenda algo de esto.

Algo tengo claro. Dormid suficiente.

Y buenas noches...